Si la felicidad es una actividad de acuerdo con la virtud,
es razonable (que sea una actividad) de acuerdo con la virtud más excelsa, y
esta será una actividad de la parte mejor del hombre. Ya sea, pues, el
intelecto, ya otra cosa lo que, por naturaleza, parece mandar y dirigir y
poseer el conocimiento de los objetos nobles y divinos, siendo esto mismo
divino o la parte más divina que hay en nosotros, su actividad de acuerdo con
la virtud propia será la felicidad perfecta. Y esta actividad es contemplativa,
como ya hemos dicho.”
“Ética a Nicómaco”. Aristóteles
“Ética a Nicómaco”. Aristóteles
En este texto el autor nos habla
del problema de la ética
Este texto pertenece al capítulo siete de la obra “Ética a Nicómaco” de
Aristóteles (384 a.C –322 a.C.), donde el autor aborda el tema de la felicidad
(eudaimonía), un tema clave para
entender las virtudes éticas y la “vida buena” en comunidad que tanto
preocupaban al estagirita.
El texto se estructura en torno a tres términos;” felicidad”, “virtud” y”
actividad contemplativa” que le sirven al autor para comenzar la defensa argumentativa
sobre la supremacía de la vida contemplativa y de porqué ésta deriva en la
felicidad.
En este fragmento el filósofo griego defiende que la “virtud más excelsa”
es la actividad intelectual o contemplativa, ésto por varias razones;, la que anota
aquí en concreto es por ser una actividad divina, la más divina de la que puede
participar el ser humano -porque es lo mejor y lo más propio para nosotros-. Además
porque constituye una virtud o “hábito selectivo que consiste en un término
medio relativo a nosotros, determinado por la razón y por aquella por la cual
decidiría el hombre prudente”.
La argumentación prosigue con otras razones que no aparecen en el texto
pero que es preciso aclarar, como que la actividad intelectiva nos permite
captar los axiomas de la intuición intelectual (noûs) y realizar demostraciones
correctas gracias a la ciencia demostrativa (epistéme). Es una actividad que no
depende de otros hombres, se puede realizar en soledad y además es elegida por
sí misma, es un fin en sí mismo y no un medio.
Aristóteles concreta con estas razones porqué la actividad contemplativa
es la más adecuada y nos guía en la obtención de esta eudaimonía porque sabe que a ella dedica el ser humano toda su
exsitencia, a la obtención de una vida lo más feliz posible.
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